Introducción
El cáncer de cabeza y cuello representa alrededor del 2 % de los nuevos casos de neoplasias malignas a nivel mundial(1). Aproximadamente 90% de estos cánceres consisten en carcinoma epidermoide (Ca) que surge del epitelio oral; el 10% restante consistirá en tumores malignos de las glándulas salivales, melanomas, sarcomas de los tejidos blandos y huesos maxilares, linfomas No Hodgkin y los poco frecuentes tumores odontogénicos malignos; por último los tumores metastásicos de cánceres primarios ubicados en otras partes del cuerpo(1).
Los tumores de cabeza y cuello son en general de rápida proliferación, con un tiempo medio de duplicación de 6-7 días(2). Recordemos que aproximadamente 30 duplicaciones (= 109 células), son necesarias para alcanzar un volumen de un centímetro cúbico, siendo la palpación uno de los primeros signos tumorales que pueden llegar a ser detectables(3). El tiempo de duplicación del tumor puede estar influenciado por el sistema inmune del huésped y por factores micro-ambientales, incluyendo el fenómeno de la angiogénesis.
Los carcinomas epidermoides de cabeza y cuello (CaECC) constituyen un grupo heterogéneo de neoplasias que tienen en común una asociación causal con la exposición al tabaco, alcohol y virus del papiloma humano. El curso clínico de estos tumores es difícil de predecir sobre la base de criterios clínico-patológicos.