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Metástasis musculares secundarias a carcinoma papilar de tiroides: un hallazgo infrecuente en rastreo corporal total con Iodo-131

Introducción

El cáncer de tiroides es la neoplasia endocrinológica más frecuente a nivel mundial(1), con una incidencia anual de casi 54.000 casos según la Sociedad Americana Contra el Cáncer. Se reconocen factores asociados a su presentación, como: género femenino (90% de los casos), edad promedio de aparición de 45 años, subtipo histopatológico bien diferenciado papilar y folicular (90% de los casos) y compromiso metastásico ganglionar regional (50-70% de los casos)(1). En 2009, la Asociación Americana de Tiroides (ATA)(5) diseñó tres categorías para determinar el riesgo de recurrencia: bajo (el más frecuente), intermedio y alto(1). La categoría de alto riesgo incluye aquellos pacientes con metástasis a distancia(2,3), presentándose en menos del 10% de los casos(1) y afectando predominantemente pulmón, hueso, cerebro, hígado y músculo(4), vinculándose con mal pronóstico a largo plazo(1,3,4).

La terapia con yodo radiactivo (I-131) es uno de los pilares del tratamiento(1,2) y permite obtener, con la dosis administrada, imágenes diagnósticas corporales totales que facilitan el seguimiento de estos pacientes. En general, se considera que la expresión del simporte sodio-yodo (NIS) es el mecanismo clave para la captación del 131-I por parte del tejido tiroideo funcional y neoplásico, además de otras estructuras (mucosa naso-bucal, glándulas salivales, tracto gastrointestinal, entre otros, lo que se interpreta como distribución fisiológica normal)(2). Se presenta el caso de un paciente con un rastreo corporal total posterior a una terapia con I-131 que evidenció metástasis musculares, lo cual representa un hallazgo inusual en este tipo de estudio.