Criterios de uso apropiado para la imagenología del amiloide

En los últimos años han aparecido varios radiotrazadores que permiten caracterizar los depósitos de amiloide en el cerebro mediante tomografía por emisión de positrones (PET) y se espera que pronto algunos de ellos se incorporen a la práctica clínica habitual para la evaluación del paciente con demencia. Anticipándose a tal escenario, la Sociedad de Medicina Nuclear e Imagen Molecular (SNMMI) y la Asociación de Alzheimer publicaron recientemente los criterios apropiados para el uso de imágenes de amiloide.

"A medida que la imagenología de amiloide se vuelve más frecuente en la práctica clínica, los profesionales médicos deben saber cómo utilizar adecuadamente la prueba", según el Dr. Frederic H. Fahey, presidente de la SNMMI. "Los especialistas en neurología y neuropsiquiatría deben solicitar el examen solamente cuando la indicación es correcta y los médicos nucleares o los profesionales de imagenología molecular deben asegurarse de recibir la formación adecuada para interpretar los resultados de la exploración. Trabajando juntos, podemos anticipar que la información obtenida a partir de las imágenes de amiloide con PET ayudará al diagnóstico y desempeñará un papel fundamental en el desarrollo de nuevos tratamientos para la enfermedad de Alzheimer". Las organizaciones convocaron un grupo de trabajo de amiloide (Amyloid Imaging Taskforce, AIT) integrado por expertos en demencia e imagenólogos a fin de revisar los progresos en la investigación y desarrollar recomendaciones de consenso para indicar estos estudios. La AIT destacó que los datos iniciales son limitados y se han centrado en la validación de la prueba en lugar de la práctica clínica. Para los expertos, "la traducción de los resultados de investigación a la población clínica plantea desafíos importantes".

Sin embargo, la AIT ha determinado que las imágenes de amiloide son apropiadas para personas con las siguientes características:

  • Pacientes con deterioro cognitivo leve persistente o progresivo inexplicable.
  • Pacientes que cumplan los criterios clínicos básicos para una posible enfermedad de Alzheimer (EA) debido a una presentación clínica poco clara, un curso clínico atípico, o bien características que sugieren una etiología mixta.
  • Pacientes con demencia progresiva y edad de inicio demasiado temprana (generalmente 65 años o menos)

Las imágenes de amiloide son inadecuadas en las siguientes situaciones, según la AIT:

  • Pacientes con criterios clínicos principales de EA probable con edad típica de inicio.
  • Para determinar la gravedad de la demencia.
  • Basándose únicamente en historia familiar de demencia o la presencia de apolipoproteína E.
  • Pacientes con síntomas cognitivos que no se confirman en el examen clínico.
  • En sustitución de una determinación de genotipo en presuntos portadores autosómicos.
  • En individuos asintomáticos.
  • En aplicaciones no médicas (por ejemplo, legales, cobertura de seguros o selección de personal).

La AIT detalla además ciertas condiciones para el uso apropiado de la imagen de amiloide. Un especialista (neurólogo, psiquiatra) debe evaluar al paciente y determinar si existe evidencia objetiva de deterioro; este experto debe revisar toda la evidencia clínica disponible, los exámenes de laboratorio y los resultados de neuroimagen estructural. El especialista debe concluir que una exploración de amiloide podría aumentar el nivel de certeza diagnóstica y modificar el plan de tratamiento del paciente.

La AIT destacó que los médicos que realizan imágenes de amiloide deben ser entrenados en la interpretación y los informes deben ser comunicados a los médicos referentes según las pautas generales de la SNMMI. Por último, los autores de las directrices sugieren completar la evaluación diagnóstica mediante un estudio metabólico cerebral con PET-FDG, un estudio dopaminérgico presináptico y análisis del líquido cefalorraquídeo.

Si bien aún no se ha descubierto una terapia eficaz para la EA, un diagnóstico más seguro podría reducir la necesidad de pruebas adicionales o ayudar a instituir un tratamiento medicamentoso más precoz y racional para combatir los síntomas, así como asistir a los pacientes y sus familias en la planificación de acciones futuras.