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Controversia Hormesis o Modelo Lineal sin Umbral: Revisión o inacción.

Conclusiones

Durante los últimos 5 años han crecido los indicios que la respuesta a la exposición a los agentes radiantes a dosis menores a los 100 mSv, excede largamente el espectro de los denominados efectos adversos. Las conductas revisionistas tendrán profundas consecuencias sobre la salud de los individuos, pondrán a prueba el diseño de los estudios, el modo de integración de los datos obtenidos, su aplicación en los modelos bioestadísticos y ejercerán influencia integral y creciente sobre la definición misma del método experimental.

Autores como Calabrese y Baldwin consideran que los datos emergentes de esta relación dosis-respuesta tendrán, más temprano que tarde, un efecto inevitable: La redefinición de los paradigmas clásicos. La respuesta a la dosis, contemplada en las experiencias de estos autores, implica un cambio integral en la percepción del fenómeno, ya que su naturaleza fundamental (reemplazando al modelo lineal), valora la existencia del umbral y demuestra que la respuesta a la dosis total continuada es trifásica y la curva obtenida adquiere siempre una típica forma de “U” (Figura 2). Está asumido que la linealidad de la respuesta a una dosis baja es una motivación teórica de salud pública, construida bioestadísticamente e imposible de determinar en cualquier práctica experimental concebible. En los últimos años la comunidad científica ha reconocido la existencia de respuestas en “U”, no solo reales para casos específicos, sino también ampliamente extrapolables. Existe evidencia creciente de que el modelo LNT sobreestima los efectos negativos de la radiación a bajas dosis y al mismo tiempo la demostración de disminución del riesgo de cáncer ha sostenido la existencia del efecto hormético. Sin embargo, la aceptación generalizada ha sido muy difícil de lograr. Si bien ningún estudio epidemiológico prospectivo con sujetos control ha demostrado cuantitativamente los efectos de las dosis bajas, se sigue pensando que las predicciones de la incidencia de cáncer, en especial en relación con la aplicación de procedimientos médicos, carecen de datos francos deapoyo,son altamente manipulables y pasibles de especulación tendenciosa. 

Figura 2
Figura 2 CURVA LINEAL vs CURVA HORMETICA: “Nivel de exposición vs. Efectos observados. En la porción inicial de ambas curvas, correspondiente a los niveles bajos de exposición, se grafican las consecuencias benéficas de la exposición a bajas dosis. Este efecto es ignorado por el modelo lineal sin umbral.

En esta controversia, la Asociación Americana de Físicos Médicos (AAPM) reconoce que la existencia de riesgos relacionados con la dosis de radiación de los procedimientos de imágenes médicas debe ir acompañada del reconocimiento de sus beneficios. Considera que los riesgos en los procedimientos que aportan dosis de 50 a 100 mSv son demasiado bajos para ser detectados o directamente inexistentes. Por lo tanto, las predicciones de la hipotética incidencia de cáncer y muerte en poblaciones expuestas son altamente especulativas y deben ser desalentadas. 

Las críticas al modelo hormético arreciaron en dos frentes. Inicialmente se cuestionó la incidencia del efecto aleatorio en la generación de las respuestas. La reacción fue inmediata y la conducta de los defensores del nuevo modelo fue diseñar y llevar a la práctica experiencias que demostraron significación estadística en dirección hormética (los eventos ocurrieron con una frecuencia 32 veces mayor que en la dirección opuesta). La segunda valla a superar fue la necesidad de aumentar la credibilidad de la teoría describiendo los mecanismos subyacentes en la hormesis. En respuesta a esta crítica (revelada por numerosas investigaciones) se concluyó que no hay un único mecanismo hormético. Cada evaluación considerada en un análisis particular, puede estar afectada por diferentes sistemas de receptores o por la interacción entre varios sistemas. Se observaba una respuesta característica: cualquiera fuera la vía metabólica comprometida, con independencia del modelo o de los objetivos de la evaluación, todas muestran la misma modalidad de respuesta trifásica descripta (curva en “U”). Se concluyó que el proceso hormético representa una estrategia común, que permite redistribuir recursos cuando los sistemas biológicos deben responder a perturbaciones metabólicas de bajo nivel. No obstante, el adversario es poderoso y la evidencia nunca parece suficiente. Es evidente que la aceptación de la hormesis seguirá enfrentando un gran desafío, especialmente en lo referente a la barrera constituida por la uniformidad y persistencia de los contenidos del discurso hegemónico.

No dudamos que los artículos científicos como el publicado en septiembre 2015 revelando que la NRC está revisando el modelo de respuesta lineal y considerando su posible reemplazo por el modelo hormético(44), reconoce que el modelo dosis-respuesta “correcto para la carcinogénesis radiante sigue siendo un tema científico sin resolver”. Reconocen un creciente cuerpo de literatura científica con consideraciones que el modelo LNT exagera el riesgo cancerígeno de la radiación en el diagnóstico médico, ocupacional y ambiental y que las dosis bajas de radiación pueden tener un efecto hormético(8).Estas declaraciones concretan un avance en la dirección esperada; se menciona la necesidad de modificaciones en los estándares de radioprotección admitiendo que las bajas dosis de radiación pueden ser beneficiosas para la salud. No obstante, no acuerda con la refutación definitiva del modelo LNT. Su recomendación, sujeta a revisión ante evidencias científicas adicionales, es de prudencia y conservación en la formulación en las normas de protección radiológica. El paso siguiente debería orientarnos hacia la sustitución de las actuales regulaciones, en especial en lo referente a las bajas dosis de radiación.

En la misma dirección y con argumentos similares, en noviembre de 2015 y recientemente en febrero de 2017 se retoma el tema en una prestigiosa revista médica(45). Los autores concluyen que con los datos obtenidos de los recientes ensayos, surge con fuerza la necesidad de abandonar el modelo LNT y cuestionan las enormes sumas malgastadas en medidas de seguridad y radioprotección. Finalmente, rescatando el valor del modelo hormético, reclaman el cambio comunicacional y conceptual que disminuya los niveles de alarma de los pacientes y la desinformación de la población general. Existe el convencimiento que, a pesar de todos los impedimentos, persisten actores en el campo científico que sugieren que todos estos conceptos, aún aquellos que transitan su fase temprana, serán incorporados por la sociedad superando la percepción del cambio como una verdadera revolución, que afectará, como tal, los principios establecidos y las supuestas realidades científicas.